Para hablar de Mindfulness, primero hay que explicar que estamos hablando de una forma de relacionarnos con nosotros y con el mundo que nos rodea de manera consciente.
La práctica de Mindfulness puede hacerse de muchas maneras, pero para hacer un resumen digamos que se trata de estar totalmente presentes en cada momento de nuestra vida.
¿Por qué hacerlo? ¿Cuáles son los beneficios que hacen que esté tan de moda últimamente esta palabra? Lo cierto es que son muchos los que se consiguen con la práctica regular, y abarcan desde una mayor claridad mental, hasta la mejora en nuestro sistema inmune.
Podemos llevarlo a la práctica a través de la meditación, que es la técnica más poderosa. Pero también podemos incorporarlo a nuestra práctica de deporte habitual, para integrarlo en nuestra rutina a modo de primeros pasos.
A menudo, llegamos al gimnasio con mil cosas en la cabeza, a veces hablando por el móvil e incorporándonos a nuestro entrenamiento deprisa y apresuradamente, sin calentar y con la mente en otro lado. Sentimos que no estamos del todo en lo que estamos haciendo y que nuestro rendimiento no es tan bueno esos días. Veamos algunas técnicas para introducirnos en el mundo Mindfulness:
- Vamos a echar el freno antes de llegar al gimnasio o de empezar nuestro entrenamiento. Desde el momento en que estamos vistiéndonos y preparando nuestra bolsa, bicicleta, equipación,… podemos empezar a bajar el ritmo. Relajamos nuestro paso y empezamos a movernos con más calma.
- Dejamos el móvil fuera. Si te gusta escuchar música, casi es preferible hacerlo con un mp4, IPod o similar. De esta manera no estaremos tentados a revisar redes sociales ni a contestar Whatsapps, ni nos distraerán las notificiaciones.
- Respira. Antes de empezar el calentamiento, cierra los ojos y haz unas cuantas respiraciones de manera consciente. Estás a punto de empezar tu entrenamiento, aquí y ahora. No hay nada más en este momento.
- Cuando estés calentando, siente tus articulaciones moviéndose, tus músculos calentándose y el pulso acelerándose ligeramente.
- Mantén un orden en la rutina. Es mejor no improvisar sobre la marcha. Si tienes un entrenador personal, él te hará más fácil esta parte.
- Aprovecha este momento para sentir las sensaciones corporales que quedan después del ejercicio. Vuelve a respirar conscientemente mientras sientes cómo tus músculos se estiran.
Si realizas deporte por gusto o por salud, notarás cambios en tu forma de relacionarte con tu momento. Si lo haces a un nivel de competición, puedes practicar la meditación consciente como práctica inicial al entrenamiento, y antes de las competiciones. Esto te va a permitir focalizarte en tu objetivo, aclarar tu mente y aumentar tu rendimiento.
A veces nos da perecilla realizar nuestras rutinas porque estamos cansados o simplemente no nos apetece. Cuando nos relacionamos con el deporte a través del Mindfulness, estamos creando nuestro paraíso personal. Habrá ocasiones en las que rendiremos menos, y nos daremos permiso para que ocurra. La diferencia estriba en que lo observaremos sin hacer un juicio de valor, y nos permitiremos notar nuestro cuerpo tal y como esté. Escuchándolo.
Hacer meditación solo o con tu entrenador personal reforzará los beneficios psicológicos y físicos de ambas prácticas. Y es que si hacer deporte es saludable, integrar la práctica de Mindfulness, es potenciar tu calidad de vida y rendimiento.
Sobre todo, escúchate respirar y conecta.